miércoles, 9 de marzo de 2016

Mitología: Shiva, el danzante cósmico.

La mitología hindú es muy amplia, con muchos dioses y con variadisimas narraciones en las que se explican o cuentan las aventuras, obras y actos gloriosos de los dioses, las tropelías de demonios y desventuras de sabios, hombres y bestias. En estas historias se narran las vidas de los dioses, los cuales sufren, se casan, mueren y se reencarnan y en todo este tránsito siempre se intenta dar una enseñanza religiosa o social. Siempre me ha resultado muy simpático y entretenido la lectura de estos relatos mitológicos cargados de ingenio en los que hombres, demonios y dioses conviven de tú a tú con una gran naturalidad.

Traigo aquí un pequeño relato de Shiva. Este dios forma parte de la Trimurti, los tres principales dioses( Brahma, Vishnú y Shiva). Tiene un origen védico y es uno de los dioses mas venerados y queridos. Una de sus características principales es su ambigüedad con múltiples representaciones, aunque en general se le conoce como el "destructor":

-  Nataraja:  El señor de la danza o el danzante cósmico. Mientras danza con el pie en alto el mundo sigue adelante y cuando su pie cae destruye todo aquello que debe ser regenerado de nuevo.

-  Señor del Yoga: Como meditador en el monte Kailasa en Himalaya y como maestro del Yoga.

-  Shivalinga: El linga representa un falo dentro de una vulva, es el símbolo de la unión de Shiva con su energía dinámica o Sakti.

LA DANZA DE SHIVA

En el bosque Taranga, diez mil rishis herejes, enseñaban que el universo era eterno, que las almas no tenían señor ni dios y que con realizar sus tareas era suficiente para alcanzar la salvación, sin necesidad de orar o rendir tributo a dios alguno. Pronto estos acontecimientos llegaron a oídos de Shiva el cual decidió mostrarles la realidad. Pidió a su amigo el dios Vishnú que le acompañase haciéndose pasar por su esposa. Vishnú adoptó la forma de una hermosa mujer y Shiva se disfrazó de un yogui errante y juntos como pareja entraron en el bosque de los rishis. Casi de inmediato todas las mujeres de la congregación quedaron enamoradas de Shiva y todos los hombres sentían una atracción irrefrenable hacia su esposa, un gran desconcierto reinaba en toda la comunidad. Ante estos sucesos los más sabios de los rishis se reunieron y llegaron a la conclusión de que todo aquello era muy sospechoso. Desconfiando de los recién llegados, pronunciaron maldiciones contra ellos que de nada sirvieron. Prepararon un fuego de sacrificios y de él hicieron salir un terrible tigre que se lanzó sobre Shiva para devorarlo. Shiva sonriendo agarró al tigre como si de un gato se tratara y le arrancó la piel con sus dedos, y se la puso a modo de chal. Los rishis sorprendidos y muy enfadados hicieron surgir de las llamas una enorme serpiente pero Shiva la cogió y se la colocó como una guirnalda alrededor de su cuello. De lo más profundo del fuego surgió un maligno enano negro con una enorme porra que se lanzó blandiendo contra el dios, Shiva lo derribó y comenzó a danzar sobre su espalda, danzó con tanto esplendor y gracia que los cielos comenzaron a  abrirse y los dioses miraban aquel maravilloso baile cósmico. Los herejes rishis, ante aquel baile y viendo que nada podían hacer ante el poder de aquel dios decidieron ser sus más fieles devotos.  

De este relato se extrae una de las representaciones iconográficas más populares de Shiva, el danzante cósmico, que baila sobre el enano,  portando todos sus trofeos.

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