martes, 22 de marzo de 2016

Trabajo en equipo.

Cuando comencé a practicar Yoga tenia una profesora con la que, de vez en cuando, trabajábamos en equipo. Las clases se daban en un gimnasio de colegio, ya os imagináis, condiciones mínimas, sin material de apoyo y muchos de nosotros con las típicas colchonetas de camping, que como todos sabemos son autorresbalables y no antideslizantes. En aquellos principios, tengo que reconocer que no fui capad de apreciar en su justa medida el trabajo en parejas o en equipo ya fuera por mi juventud, por la falta de rodaje o por mi carácter un poco arisco. Poco a poco fui dando más pasos en el mundo del Yoga hasta que después de unos cuantos años termine siendo profesor de esta disciplina. A raíz de esto, y de comenzar a impartir clases, intenté ir profundizando en el trabajo con las Asanas(posturas), en sus variantes, corrección y posibles ayudas para una correcta práctica. Así terminé introduciéndome en el Yoga Iyengar. Tuve la suerte de poder trabajar con un gran profesor de Iyengar el cual utiliza mucho, no solo los elementos de ayuda, sino también el trabajo en pareja o en equipos. Fue sin duda un gran descubrimiento para mi.
Ya sabemos que los elementos de ayuda te facilitan el trabajo, mejoran tu alineación corporal o te permiten hacer Asanas que sin ellos no harías o harías mal. Cuando, además de estos elementos, dispones de personas que te recolocan, empujan, dirigen tu propia energía, te ajustan el cuerpo y cooperan en asumir parte del esfuerzo, se alcanza un nivel de Yoga muy alto, una alineación corporal muy buena y sobre todo el practicante es capaz de llegar y alcanzar metas que por si solo le serian imposibles. Con estas ayudas puedes descubrir que tus limites están mas allá de lo que pensabas y que puedes llegar a ellos. Otro de los factores que más me gustan de trabajar con ayudas biomecánicas(osea tus compañeros de yoga) es el aprender con mas claridad los conceptos de "hacer y dejarse hacer", "hacer y permitir que te hagan", "hacer en partes de ti y no hacer nada en otras partes ",  ser capad de mantener una gran actividad en partes de tu cuerpo mientras en otras tienes que mantener una relajación total para que el trabajo del compañero sea eficaz. De igual modo, el ayudante, va a poder percibir con claridad  todos esos cambios que se producen en el compañero al que ayuda: cuando pisas un muslo y notas como este se activa o cuando tiras de una espalda y puedes notar con claridad como esta de desbloquea y se suelta para alargarse bajo tu empuje. Son sensaciones de las que hay que aprender para nuestra propia práctica. No quiero dejar sin comentar que el trabajo en parejas o equipos es ameno, divertido, muy agradable y que, casi siempre, se te hará muy corto aunque estés varias horas seguidas practicando.
Soy de los que opinan que los contactos al compañero deben ser muy técnicos, asépticos y claros, sin confianzas. En muchas culturas no esta bien visto esto de andar toqueteando a la gente, es cierto que las culturas mediterráneas somos de mantener más contacto con la gente, más proximidad corporal. Aun así, en el trabajo con compañeros, tenemos que ser escrupulosos en la marera que tocamos o ayudamos.
También tenemos que tener cuidado en la elección de las asanas que vamos a practicar, en los tipos de ayuda que aplicamos y tener conocimiento de los límites de tus compañeros, estos factores evitaran causar molestias a los que ayudamos. Hay Asanas muy seguras en las que se puede aplicar gran cantidad de fuerza o empuje y otras que no, es bueno conocerlas. De cualquier forma las ayudas siempre deben ser progresivas, ligeras y por supuesto siempre escuchar a tu compañero, él mejor que nadie te dirá si necesita más o menos ayuda, más o menos empuje y el tiempo necesario que necesita para poder avanzar en una asana.

"Si tienes oportunidad, adelante. Estoy seguro que descubrirás

 una nueva cara del Yoga que te encantará."

miércoles, 9 de marzo de 2016

Mitología: Shiva, el danzante cósmico.

La mitología hindú es muy amplia, con muchos dioses y con variadisimas narraciones en las que se explican o cuentan las aventuras, obras y actos gloriosos de los dioses, las tropelías de demonios y desventuras de sabios, hombres y bestias. En estas historias se narran las vidas de los dioses, los cuales sufren, se casan, mueren y se reencarnan y en todo este tránsito siempre se intenta dar una enseñanza religiosa o social. Siempre me ha resultado muy simpático y entretenido la lectura de estos relatos mitológicos cargados de ingenio en los que hombres, demonios y dioses conviven de tú a tú con una gran naturalidad.

Traigo aquí un pequeño relato de Shiva. Este dios forma parte de la Trimurti, los tres principales dioses( Brahma, Vishnú y Shiva). Tiene un origen védico y es uno de los dioses mas venerados y queridos. Una de sus características principales es su ambigüedad con múltiples representaciones, aunque en general se le conoce como el "destructor":

-  Nataraja:  El señor de la danza o el danzante cósmico. Mientras danza con el pie en alto el mundo sigue adelante y cuando su pie cae destruye todo aquello que debe ser regenerado de nuevo.

-  Señor del Yoga: Como meditador en el monte Kailasa en Himalaya y como maestro del Yoga.

-  Shivalinga: El linga representa un falo dentro de una vulva, es el símbolo de la unión de Shiva con su energía dinámica o Sakti.

LA DANZA DE SHIVA

En el bosque Taranga, diez mil rishis herejes, enseñaban que el universo era eterno, que las almas no tenían señor ni dios y que con realizar sus tareas era suficiente para alcanzar la salvación, sin necesidad de orar o rendir tributo a dios alguno. Pronto estos acontecimientos llegaron a oídos de Shiva el cual decidió mostrarles la realidad. Pidió a su amigo el dios Vishnú que le acompañase haciéndose pasar por su esposa. Vishnú adoptó la forma de una hermosa mujer y Shiva se disfrazó de un yogui errante y juntos como pareja entraron en el bosque de los rishis. Casi de inmediato todas las mujeres de la congregación quedaron enamoradas de Shiva y todos los hombres sentían una atracción irrefrenable hacia su esposa, un gran desconcierto reinaba en toda la comunidad. Ante estos sucesos los más sabios de los rishis se reunieron y llegaron a la conclusión de que todo aquello era muy sospechoso. Desconfiando de los recién llegados, pronunciaron maldiciones contra ellos que de nada sirvieron. Prepararon un fuego de sacrificios y de él hicieron salir un terrible tigre que se lanzó sobre Shiva para devorarlo. Shiva sonriendo agarró al tigre como si de un gato se tratara y le arrancó la piel con sus dedos, y se la puso a modo de chal. Los rishis sorprendidos y muy enfadados hicieron surgir de las llamas una enorme serpiente pero Shiva la cogió y se la colocó como una guirnalda alrededor de su cuello. De lo más profundo del fuego surgió un maligno enano negro con una enorme porra que se lanzó blandiendo contra el dios, Shiva lo derribó y comenzó a danzar sobre su espalda, danzó con tanto esplendor y gracia que los cielos comenzaron a  abrirse y los dioses miraban aquel maravilloso baile cósmico. Los herejes rishis, ante aquel baile y viendo que nada podían hacer ante el poder de aquel dios decidieron ser sus más fieles devotos.  

De este relato se extrae una de las representaciones iconográficas más populares de Shiva, el danzante cósmico, que baila sobre el enano,  portando todos sus trofeos.