sábado, 31 de diciembre de 2016

Respiración

Respiración


La respiración tiene una gran importancia, no sólo para el yoga y su práctica: "Sin respiración no hay vida". Podemos aplazar casi todas las funciones fisiológicas, pero no podemos aplazar la respiración, la muerte sobreviene en pocos minutos. El yogui no solo busca este aspecto de la respiración, a través de ella obtendrá el prana o energía vital.
La respiración debe ser plena y rítmica, nos coordina y relaja, nos marca una pauta y el ritmo en la vida diaria, tranquiliza el cuerpo o lo activa y calma nuestro espíritu.

La atención en la respiración debe estar siempre presente, ya estemos en las asanas, en la relajación o la meditación, tres de los pilares del Hatha Yoga.
Respiraremos por la nariz ya que es el órgano encargado de ello pues posee filtros que depuran el aire de gérmenes y polución, huele ya que posee glándulas olfativas y humidifica el aire para que al entrar en los pulmones lo haga con un grado de humedad igual o similar al que hay dentro de estos.
La respiración debe tener unas pautas para su correcta ejecución:
Inspiramos-Retenemos-Exhalamos-Retenemos-Inspiramos-etc. Tendremos en cuenta que las retenciones que se producen en la respiración normal casi son inapreciables y en una respiración abdominal diafragmática nunca se debe retener conscientemente, la retención debe ser natural, solo en ejercicios determinados, los Pranayamas, se efectúan retenciones conscientes y prolongadas.

Cada persona tiene un ritmo respiratorio con sus pautas, por lo que los tiempos de inspiración y espiración quedan determinados por cada practicante en lo que a una respiración tranquila y sin forzar se refiere. En las respiraciones completas (respiraciones yóguicas), se trata de llenar los pulmones en su máxima capacidad con una gran inspiración y se alarga la espiración para intentar que sea, mas o menos, el doble que la inspiración. De esta forma ampliaremos capacidad torácica y  vaciaremos todo lo que podamos los pulmones para expulsar de ellos todo el aire muerto o inerte y así poder dar entrada a aire rico en oxigeno y prana.

Hay tres zonas respiratorias básicas claramente definidas que ademas también son tres tipos de respiración:
- Pectoral o Clavicular: Respiración alta o superficial
- Torácica o Intercostal: Respiración torácica o media
- Abdominal: Respiración baja o profunda


En nuestra respiración cotidiana nuestra respiración debiera ser abdominal diafragmática. Es una respiración sencilla, cómoda, que tiene un gasto energético mínimo y que se acompasa de manera natural con nuestros biorritmos. En ella el actor principal es el diafragma:
Inhala: El diafragma se contrae bajando y empujando los órganos abdominales y haciendo por tanto que el abdomen se expanda un poco. Al bajar el diafragma se genera un vacío en los pulmones y el aire entra en ellos.
Exhala: El diafragma se relaja y recupera su estado natural empujando los pulmones y expulsando el aire.


La respiración yóguica engloba a las tres zonas respiratorias y sus correspondientes respiraciones. Es una respiración compleja y completa en la que utilizamos toda la capacidad pulmonar posible.


Reconocimiento respiratorio

Puedes practicar tanto en savasana (tumbado boca arriba) como en padmasana sentado con las piernas cruzadas y la espalda recta) Una vez que el alumno está en en una de estas asanas, en las que intentaremos sentirnos cómodos, colocaremos la mano derecha en la zona abdominal y la izquierda en la zona torácica (altura del corazón).
Dejaremos que la respiración se relaje y marque su pauta sin condicionarla o forzarla, a su ritmo, e iremos observando que zonas están en movimiento. Hay que observar que mano es la que se esta moviendo con la respiración y cual no.
La mano que más va a moverse será la derecha en el abdomen, mientras que la izquierda permanecerá quieta, intentaremos sentir esta respiración dentro de nosotros el tiempo que marca y el espacio que ocupa.
El segundo paso será colocar las manos en la zona ínter-costal, sobre las costillas flotantes en los costados. Intentaremos bloquear un poco el abdomen para que la respiración se dirija a los costados, a nuestras manos. Será una respiración más corta, más energetizante y con un mayor consumo y esfuerzo. Si nos fijamos bien podremos sentirla en la espalda, los cambios de presión que se producen al inspirar y al espirar.
Por último colocamos las manos sobre las clavículas y respiramos con la zona clavicular. Es fácil comprobar que es una respiración tensa y poco satisfactoria.

Una vez que se han reconocido con claridad las zonas respiratorias podemos trabajar alguna respiración completa intentando aprovechar toda nuestra capacidad torácica y abdominal, la asana Matsyasana es una de las mejores para ello. Comienza llenando con una inspiración profunda y vacía con una espiración larga, al menos el doble de larga que la inspiración.
Contar puede ser interesante, si inspiras en 3 segundos espiras en 6 y puedes ir aumentando la proporción si lo deseas.

Ejercicios básicos de respiración


Es importante que los ejercicios de respiración se efectúen sentados en la posición del loto o en la posición de piernas cruzadas, con la espalda recta y permitiendo que toda nuestra capacidad pulmonar quede despejada y libre.

Son cinco los ejercicios básicos de respiración o Pranayamas: Kapalabhati, Anuloma Viloma, Brahmari, Sitkari, Sithali.
Destacar como principales y más practicados Kapalabhati y Anuloma Viloma.




                                                             ANULOMA VILOMA

  

jueves, 8 de diciembre de 2016

Yoga en la arena



YOGA EN LA ARENA


El verano ha quedado atrás hace ya tiempo. Hemos retornado a nuestros quehaceres cotidianos, nuestras rutinas y nuestro Yoga en sala. Pero no quiero dejar de comentar que este año he dado una clase de Yoga en la playa, sobre la blanda arena. Todos hemos visto esas maravillosas fotos de algún magnífico yogui practicando una espectacular asana sobre la arena con el mar de fondo. Sin lugar a dudas es una estampa preciosa, pero para mi tan solo eso.


Tengo la suerte de ir mucho a la playa y en muchas ocasiones veo a gente practicando Yoga sobre la arena, unos con más acierto que otros, les miro y observo. Tan solo en una ocasión me vi en la obligación de intervenir al ver como una joven y novel practicante de Yoga, que estaba junto a mi toalla,  intentaba deslumbrar y aleccionar a su novio (supongo que lo era) haciendo Shirsasana (asana sobre la cabeza) con tal desatino que por unos momentos pensé que terminaría con el cuello roto. Ya sabéis, los que venís a mis clases, que esta es una postura exigente que se debe practicar con cuidado y control y nunca bajo las condiciones de: "mira cuñao lo que he aprendido hoy en Yoga" ya que lo mínimo que podrás sacar de la exhibición sera un costalazo o un esguince cervical.



Pero no nos desviemos. A mi nunca me ha gustado practicar Yoga en la arena, a pesar de ello en muchas ocasiones he practicado alguna asana poco llamativa bajo la sombrilla, alguna torsión o la pinza, cosas sencillas que no llamasen demasiado la atención.

¿Por que no me gusta la arena para hacer Yoga?
Tengo varias razones: una seria la ya mencionada, no me guata llamar la atención y que la gente me esté mirando. Tal vez sea una tontería o la costumbre de hacer Yoga solo o en compañía de otros practicantes pero lo cierto es que me da un poco de vergüenza. Otra de las razones es la arena, no porque esta no me guste, la arena me gusta mucho, en cierta forma soy como los niños pequeños y me encanta rebozarme en ella. Pero para algunas Asanas no es lo más conveniente. Lo primero descartar las invertidas ya que al levantar las piernas y los pies la arena termina en la cara y los ojos y no es agradable. Posturas en las que se requiere cierta simetría y estabilidad no van bien ya que la arena cede bajo tus pies, manos o rodillas y hace que partes de ti estén mas hundidas que otras produciendo desajustes en la alineación corporal. Las posturas en las que necesitas una cierta potencia física en los brazos o piernas se ven comprometidas ya que la arena va cediendo. Otro factor que no me gusta es que es difícil apreciar cuales son los limites de cada uno, hasta donde puedes llegar en una asana ya que la arena al ceder te facilita algunas posturas y tal ves no seas capaz de saber a ciencia cierta si estas avanzando mucho en tus asanas o simplemente es la ayuda de la arena.

Mi clase de Yoga playero fue impartida por una chica extranjera, que según ella misma no era profesora, tan solo practicante y cuyos conocimientos no eran demasiado amplios. Se hicieron algunas posturas cómodas  y otras que en mi humilde opinión hubiese descartado por todo lo anteriormente dicho. De todas formas eramos un grupo de unas veinte personas y fue agradable compartir un rato haciendo lo que más me gusta, Yoga.

A pesar de todo esto, que duda cabe que el mar, la arena, la naturaleza en general son lugares maravillosos  para hacer un poco de Yoga, respirar y relajarse con alguna asana cómoda y sencilla.



Disfruta de tu ser, siente lo que te rodea e integrate con ello.

OM TAT SAT. YOGA ESO ES.